La primera información que se tuvo sobre la existencia de restos materiales en la cueva data de 1949, cuando estuvo en Las Maravillas el profesor Francisco Richiez Acevedo, quien menciona en su narración sobre esa visita que,
“En excavaciones practicadas en la boca de la cueva, encontramos fragmentos de
alfarería indígena, que se llevó el joven Alfaro Córdoba para fines de estudio.”
La persona a quien se refiere Richiez era Pablo A. Alfaro, quien había sido enviado por el entonces director del Museo Nacional, Félix María Pérez Sánchez, para que verificara la existencia de pinturas rupestres reportadas anteriormente. De esos “fragmentos de alfarería” no se tuvieron más noticias.
Los primeros estudios de arqueología en la Cueva de las Maravillas fueron los realizados por los doctores Fernando Morbán Laucer, Manuel de Js. Mañón Arredondo y Rafael Kasse Acta, quienes reportaron el hallazgo de restos cerámicos, alimenticios y humanos. Un resumen de estos trabajos fue publicado por el doctor Morbán en el Boletín No. 23 del Museo del Hombre Dominicano, indicando que,
“La escasa cerámica encontrada junto a las osamentas humanas, esEn relación con los enterramientos humanos localizados, el doctor Morbán Laucer opina que éstos “eran colectivos y depositados en sitios abiertos, es decir, junto a las paredes de la entrada de la cueva principal a la escasa profundidad de unos 5 a 10 centímetros. Esto nos induce a opinar que dichos cadáveres fueron depositados en esos sitios, y que el arrastre de las agus los cubrió con capas de tierra roja. Estas osamentas estaban destruidas, bien por la humedad y acidez del terreno y no por destrucción ex-profeso.”
de (un) grupo cultural anterior a las denominadas “Tipo Boca Chica”,
correspondiente al taíno. La mayor parte de los fragmentos son lisos, sin
incisiones y los que presentan dibujos aparecen con una reminiscencia de la
cultura Meillac. Gran cantidad de desperdicios de alimentos de origen marino y
terrestres se encontraron en forma de túmulos en la planicie cercana a la
entrada.” (Morbán, 1990).
Agrega que en el lugar de la excavación fueron “encontrados huesos de hutía, aves, cangrejos y distintos tipos de caracoles marinos y terrestres. Sin embgargo, no fue localizado ningún elemento lítico usado como ofrenda funeraria.”
En cuanto a las osamentas humanas, el trabajo del doctor Morbán Laucer se centra en el hallazgo del esqueleto de un niño de aproximadamente 4 ó 5 años, cuyo estudio permitió establecer que éste “padeció muy temprano de una enfermedad ósea, quizás de origen glandular, ya que el grosor de los huesos de la cabeza era bastante acentuado.” Junto a la osamentas del niño fueron encontrados fragmentos de cerámicas y huesos de aves y otros animales. (Morbán, 1990).
El Arqueólogo Marcio Veloz Maggiolo, partiendo de lo encontrado por el doctor Morbán en Las Maravillas, refiere en su Arqueología Prehistórica de Santo Domingo que, “Al parecer, por la tosquedad de los restos cerámicos encontrados se trata de un yacimiento cerámico inicial. La mayor parte de los fragmentos encontrados es lisa, sin incisiones, y los que presentan dibujos, recuerdan al estilo Meillac, por lo que suponemos estos restos podrían estar cercanos del estilo Ostiones o Anadel, a pesar de su tosquedad.” (Veloz M., 1972).
En 1977, el doctor Veloz Maggiolo incluyó a la Cueva de las Maravillas en una prospección realizada en varias cuevas de la República Dominicana, auspiciada por la “National Geographic Society”. En la publicación de esa entidad, titulada como “Research Reports. 1978 Projects”, el doctor Veloz Maggiolo informó que para esa época “la novedad en Las Maravillas es la presencia de un depósito precerámico a la entrada de la cueva. El depósito no es muy profundo y la cantidad de artefactos es mínima. (Veloz M., 1978).
El Profesor Dato Pagán Perdomo, al referirse a la Cueva de las Maravillas durante su participación en el 8vo. Congreso Internacional para el Estudio de las Culturas Precolombinas de las Antillas Menores, celebrado en Saint Kitts en 1979, y en relación con su arqueología, refiere escuetamente, “Cueva de las Maravillas: cerámica tosca, inicial, ocupación agrícola, probable ocupación preagrícola;”
No obstante la importancia arqueológica de la Cueva de las Maravillas, reconocida por todos los arqueólogos y estudiosos de la prehistoria de la República Dominicana, y a 52 años de su primer reporte, nunca se realizó algún proyecto sostenido de investigación en ella, limitándose sus estudios a lo anteriormente citado.
ULTIMOS HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS
Durante los trabajos que realizó la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales en la Cueva de las Maravillas, Ico Abreu, miembro del equipo de arquitectura que trabajó en la Cueva, encontró una cueva horizontal y con bastante iluminación solar, que está conectada mediante un amplio túnel vertical a la Cueva de las Maravillas. La llamamos para los fines de identificación arqueológica “Maravillas II”.
En el suelo de esa cueva-galería, dispuesta entonces su habilitación como centro de recepción de visitantes, se encontraron fragmentos de cerámica indígena y huesos que indicaban la posibilidad de que existiera un yacimiento arqueológico. Una revisión por parte del equipo de la Secretaría a cargo de los trabajos detectó una mayor presencia de cerámica indígena en una porción de suelo bajo un techo rocoso semiabovedado de 1.80 metros en su parte más elevada, El espacio cuyo suelo anunciaba la presencia de un yacimiento arqueológico tenía una extensión de 9 metros cuadrados, y estaba compuesto principalmente de acumulación húmica, laterítica y arcillosa proveniente del exterior a través de una entrada y de un hueco en el techo, ambos de bastante amplitud.
Los indicios sugirieron la utilización de ese espacio y otros dos lugares de la cueva para la realización de una excavación de sondeo o de salvamento, en caso de que los materiales que fueran apareciendo resultaran de mayor importancia.
Los primeros 5 centímetros levantados bajo el techo indicado dejaron al descubierto osamentas humanas de por lo menos de un individuo, por lo que se delimitó el espacio a excavar, nombrándolo Sitio “A”. La información que comenzó presentar el Sitio “A” sugirió trabajar simultáneamente el Sitio “B”, dada la similitud de emplazamiento bajo techo abovedado (aunque mayor) que éste último presentaba.
A continuación se detalla el proceso de excavación y los materiales encontrados.
Cueva Maravillas II. Sitio “A”.
Nivel superficial.-
Se encontraron fragmentos de cerámica indígena lisa, algunos huesos pequeños (aves y murciélagos) y conchas de bivalvos. Se encontraron también huesos y colmillos de cerdos cimarrones, naturalmente no se asocian arqueológicamente con la cerámica encontrada.
Nivel 0.00 a 0.20
Osamentas de un individuo, incompleto. Fragmentos de cerámica lisa, conchas de bivalvos y huesos de aves. Se encontró también un metate fabricado en roca caliza arrecifal.
Nivel 0.20 a 0.30
Restos óseos humanos (posiblemente del individuo encontrado en el nivel anterior), fragmentos de burén, cerámica indígena taína decorada (chicoide), un majador en roca presumiblemente basáltica, huesos de aves y de roedores, conchas de bivalvos y una concha fósil de Strombus sp.
Nivel 0.30 a 0.40
Restos óseos humanos, cerámica decorada, menor cantidad de caracoles.
Sitio “B”
Nivel superficial.-
El Sitio “B” se presenta con clara definición en cuanto al suelo. Una primera capa húmica oscura de 8.5 centímetros de espesor, seguido por un sustrato de suelo rojo arcilloso de 61 centímetros hasta el piso de roca de la cueva. En el nivel superficial solamente presenta algunas conchas de bivalvos.
Conchas de bivalvos y algunos huesos pequeños de aves. Otros huesos muy cortos (2 cms.) y gruesos (1 cm.) pudieran ser de un cuadrúpedo. Encontramos un diente largo que pudiera ser de cerdo o de otro animal grande.
Nivel 0.10 a 0.20
Conchas de bivalvos y huesos de aves. Encontramos otro diente largo y una uña (o pezuña) de un animal grande. Antes de completar los 20 centímetros encontramos acumulación de cenizas.
Nivel 0.20 a 0.30
Pasando de los 20 centímetros se presenta la capa roja, la que arroja de inmediato bastantes huesos de roedores, pudiendo ser de jutía, isolobodón o algún otro no identificado.
Nivel 0.30 a 0.40
Todo el material presentado por la capa roja corresponde a restos óseos de roedores.
CONCLUSIÓN PRELIMINAR.-
El Sitio “A” parece corresponder al enterramiento o colocación (aparentemente) de un sólo individuo, al que le fue depositado parte de sus ajuares de uso cotidiano: un burén, un metate, un majador, una (o dos) vasijas con alimentos (y quizás agua). Sin embargo, el sitio apareció bastante alterado, probablemente por el ingreso de fuertes corrientes de agua y por la actividad de los cerdos cimarrones. El mayor número de materiales apareció concentrado en el “sumidero” por donde desaparecían las aguas que ingresaban a la cueva.
El Sitio “B” parece haber sido utilizado como lugar para la preparación de alimentos, dada la presencia de cenizas y restos de conchas y aves. Los restos óseos que aparecen en la capa inferior (roja) corresponden a estudios paleontológicos, por lo que no son contemplados aquí.
EL USO DE LAS CUEVAS DE LAS MARAVILLAS I Y II.
Los hallazgos y reportes hechos por investigadores anteriores, y los trabajos que realizó actualmente la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, parecen concluir en que ambas cuevas fueron utilizadas fundamentalmente para propósitos funerarios especiales del grupo que habitó (o habitaron) esta parte de la costa este de la República Dominicana entre los ríos Soco y Cumayasa.
Probablemente, las personas destinadas a ser depositadas en el interior de esas cuevas fueron personas principales o asociadas con el uso religioso de las cuevas, principalmente de la Cueva de las Maravillas I.
Esto se deduce del hecho de que el grueso de la población aborigen que estuvo en el área, específicamente ubicada en la desembocadura del río Soco, y cuya identidad para la arqueología está relacionada con la cerámica utilizada, presenta una clara similitud en los elementos (restos) arqueológicos encontrados durante esta última excavación.
Pero no obstante la cantidad de habitantes –que por la extensión y cantidad de restos materiales que aparecen en la desembocadura del río Soco se nota que eran muchos- no apareció gran cantidad de enterramientos en la Cueva. Los enterramientos “comunes” eran realizados cerca de la desembocadura del río, constituyendo actualmente uno de los yacimientos más grandes del país, aunque igualmente abandonados.
Tanto los elementos correspondientes a su alimentación: moluscos, aves, roedores; como los artefactos utilizados: metates, majadores, burenes y vasijas de cerámica; la identidad en el diseño de dicha cerámica y la costumbre funeraria del uso de las cuevas –conocida a partir de las crónicas de Fray Ramón Pané-, sugieren la filiación del uso de estas cuevas con la cultura Taína.
Por otro lado, la proliferación de motivos mortuorios en el arte rupestre de la Cueva de Las Maravillas, tales como lechuzas, personas decapitadas, espíritus y otros, asocian a éstos con los enterramientos reportados y recientemente descubiertos.
Otros hallazgos
Durante la remoción de rocas en el fondo del pozo que comunica a “Maravillas II” con “Maravillas I” se localizaron fragmentos de restos óseos humanos mezclados caóticamente con material laterítico y grandes rocas. La disposición de estos hueos sugiere que el (o los) individuo a que pertenecían las osamentas había sido depositado en el lugar poco ceremoniosamente. Probablemente se trató de una caída accidental o de un tipo de “enterramiento” previo a la ocupación taína de la cueva.
Según el doctor Fernando Luna Calderón, es pobable que se trate de un individuo perteneciente a la cultura banwaroide, pues sus rasgos –huesos de mayor tamaño que la media taína- se corresponden con individuos de ese grupo. En el lugar del hallazgo se encontraron también diversos huesos de aves y roedores, también dispuestos caóticamente.
Las apreciaciones del Dr. Luna Calderón fueron hechas personalmente durante el recibo por parte del Museo Nacional de Historia Natural de los materiales óseos localizados en la Cueva de las Maravillas y de las piezas líticas encontradas en el exterior de la cueva. Todos estos materiales quedaron en el Museo para su estudio.
Materiales líticos
Otros indicios de utilización del área circundante a la Cueva de las Maravillas fueron los encontrados durante la limpieza del terreno, a unos 250 metros de la entrada principal de la Cueva de las Maravillas.
Áreas de hallazgos
Los levantamientos arqueológicos realizados en el interior de la Cueva de las Maravillas se circunscriben al espacio intervenido de la Cueva. Es decir, las excavaciones de salvamento se circunscribieron a tres lugares de 2 x 2 metros, dentro de un área de aproximadamente 240 metros cuadrados destinados a la intervención hecha por la Secretaría de Medio Ambiente. Los sitios “A” y “B” de “Maravillas II” se localizan fuera del área de la cueva principal y ya reportada con anterioridad. El sitio “C” (el fondo del pozo que comunica ambas cuevas), fue el único lugar de la Cueva de las Maravillas, propiamente, donde se hallaron restos para estudios.
La escasez de materiales arqueológicos en esta parte de la Cueva de las Maravillas, como reportaron los arqueólogos precedentemente citados, se debió a la extracción artesanal de la murcielaguina realizada a partir de su descubrimiento en 1926, y más ávidamente a partir de su primer reporte público en 1949. Luego, la extracción comercial realizada por la compañía “Fertilizantes Orgánicos Dominicanos, C. por A. (ARIMON)”, desde principios de los 70, terminó por remover todos los materiales posibles de estudio que existían en esa parte de la Cueva.
Como espacio hábil de la Cueva de las Maravillas para los estudios arqueológicos y paleontológicos quedan los restantes más de 600 metros cuadrados del desarrollo de la cueva, espacio que no ha sido tocado, con excepción de un área de aproximadamente 20 metros cuadrados, donde fueron practicados algunos pozos en 1977 (todavía abiertos), durante el survey auspiciado por “National Geographic Society” y ejecutado por el doctor Marcio Veloz Maggiolo y el licenciado Renato Rímoli. (NGS, Research Reports, 1978 Projects).
Otra zona con proyección arqueológica está en el exterior de la cueva, donde fueron encontrados los majadores líticos antes mencionados, y que ha sido destinada para un futuro trabajo de investigación arqueológica.
Destino de los materiales localizados
Los materiales identificados como osamentas humanas fueron depositados en el Museo Nacional de Historia Natural, en manos del Dr. Fernando Luna Calderón, para su correspondiente estudio y rendimiento de informe a la Secretaría de Estado de Medio ambiente y Recursos Naturales, entidad de la que el Museo de Historia Natural es dependiente. A la fecha no se ha obtenido dicho informe.
Los materiales identificados como restos de fauna fueron depositados en el Departamento de Biodiversidad de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente. Fueron debidamente identificados por técnicos de esa dependencia y se encuentran bajo la custodia del Patronato de la Cueva de las Maravillas. Igualmente, se identificaron los materiales cerámicos, también bajo la custodia del Patronato de la Cueva de las Maravillas.
Tres majadores completos en roca volcánica se descubrieron debajo de un espesor de aproximadamente 5 centímetros. Algunos fragmentos de cerámica aparecieron en el área, probablemente asociados al material lítico encontrado.
No comments:
Post a Comment